¡OH mi Dios! No creo que aguante una nueva visita.
Aquella vez que lo conocí, lo sentí arder como Hugo hasta en la medula de los huesos.
Espero que no se atreva nuevamente a izar sus velas, ni que otra vez me dicte condena. Temo a que aparezca en la apertura de la primavera ó que despierte a mí alrededor en el alba. Ay de mi, si sucede Y se funda de nuevo con mi alma.
Escucho que alguien toca mi puerta y se asoma por la ventana.
¡Ay de mi!, si es amor, cuanto atormenta.
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