martes, 25 de agosto de 2009

Sera que esta de regreso


¡OH mi Dios! No creo que aguante una nueva visita.

Aquella vez que lo conocí, lo sentí arder como Hugo hasta en la medula de los huesos.

Espero que no se atreva nuevamente a izar sus velas, ni que otra vez me dicte condena. Temo a que aparezca en la apertura de la primavera ó que despierte a mí alrededor en el alba. Ay de mi, si sucede Y se funda de nuevo con mi alma.

Escucho que alguien toca mi puerta y se asoma por la ventana.

¡Ay de mi!, si es amor, cuanto atormenta.

martes, 18 de agosto de 2009

Memorias de las Tres Quimeras de Quisqueya


De estos 3 grandes, le escribo primero a Duarte por ser el fundador de la escuela que forjo mi nación, con el calor de su enseñanza le infundio vida sagrada a la gloriosa trinitaria, que fue creadora del heroísmo y la cátedra primera de moral y civismo.
Quien a los veintitantos comenzó solo la empresa que otros solo en sus sueños soñaron.
Y hasta el día de hoy se recuerdan sus hechos sacrosantos.
Quisiera decir tantas cosas que no se por donde empezar. De aquel que preparo la conciencia para ir tras la anhelada independencia. Su fotografía dice partirá y su lema libertad.

Ahora es turno del valiente, el fiel discípulo de Duarte, quien comprendió el
ideal sirviendo los destinos de la causa nacional.
Mella es como se le conoce al soldado que lanzo el trabucazo, que en la puerta del conde despertó en el pueblo haitiano el gemido de rendición.
La bandera fue su culto y Quisque su altar.
Este fue quien murió con más honor defendiendo con sus brazos la insignia tricolor.

Por ultimo esta el glorioso Sánchez varón ilustre que no supo jamas hollar
Quien juro morir de hambre antes que siervo comiendo pan.
Que dio vida y honor a la patria y le cumplió, cuando su cuerpo cayo de muerte herido en San Juan. Ningún soldado fue mas glorioso ¡Nadie por la patria tumbo mas amor! Por eso la parte roja representa su corazón.

martes, 7 de julio de 2009

Remordimiento


He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.

El Amenazado


Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.